Título: Tamar VIII |
El rey moro tuvo un hijo que Fortuno se llamaba
un día estando comiendo se enamoró de su hermana,
como no podía ser cayó malito en la cama.
Subió su madre a verlo domingo por la mañana.
–¿Qué tienes, hijo querido, qué tienes, hijo del alma?
–Tengo unas calenturitas que el cuerpo me traspasan.
–¿Quieres que te mate un ave de estos que vuelan por casa?
–Que me maten lo que quieran que me lo suba mi hermana–.
Como era tiempo verano subió a por la enagua blanca
y al subir por la escalera como un león la miraba,
la cogió de la cintura la ha metidito en su cama.
–Déjame, hermano querido, mira que yo soy tu hermana.
–Si eres mi hermana que seas no haber nacido tan guapa–.
Antes de los nueve meses cayó malita en la cama,
llamaron cuatro doctores, los mejores de La Habana,
el uno le tienta el pulso, otro le mira la cara
y otros dos están diciendo esta chica está preñada.
Por no disgustar al padre dijeron que no era nada
y aquí se acaba la historia de Fortuno y de su hermana.
Bibliografía:
- Javier Asensio García, Romancero general de La Rioja, Piedra de Rayo, Logroño, 2008.