Título: Tamar VII |
El rey moro tuvo un hijo que Tranquilo se llamaba,
un día estando jugando se enamoró de su hermana,
como no podía ser, cayó malito en la cama.
–¿Qué te pasa, hijo querido? ¿Qué te pasa, hijo del alma?
¿Quieres que te mate un ave, de esas que vuelan por casa?
–Que me la mate mi padre y me la suba mi hermana–.
Como era en tiempo verano, subía enaguas blancas,
la agarró por la cintura y se la echó en la cama.
–Mira, Tranquilo, qué haces, mira que yo soy tu hermana.
–Si eres mi hermana, que seas, no haber nacido tan guapa–.
Y a los cinco meses justos la niña cayó en la cama,
llamaron a tres doctores, los mejores de La Habana,
uno la miraba el pulso, otro la mira la cara,
y el pequeño de los tres: –Esta niña está preñada–.
Y aquí se acaba la historia de Tranquilo y de su hermana.
Versión vulgata de este conocido romance tradicional.