Un rey moro tuvo un hijo     que Tranquilo se llamaba
un día estando comiendo     se enamoró de su hermana
al otro día siguiente     cayó enfermo en la cama.
Su madre que subió a verlo:     –¿Qué tienes hijo de mi alma?
–Tengo unas calenturitas     que me trespasan po’l alma–
–¿Quieres que te mate un ave     de esos que vuelan por casa?
–Máteme usted lo que quiera     que me lo suba mi hermana–.
Su hermana subió a verlo     y subió en manga de enagua
la agarró de la cintura     y se la metió en la cama.
A eso de los nueve meses     cayó malita en la cama
llamaron cuatro doctores     los cuatro mejor de España
el uno le mira el pulso     y otro le mira la cara
y los otros dos que quedan     esta chica está preñada.

Bibliografía:

• Javier Asensio García, Romancero general de La Rioja, Piedra de Rayo, Logroño, 2008.