Título: Salutación al alba |
Bendita sea la luz del día
y el Señor que nos la envía
y el ángel que fue de Belén a Jerusalén
a alumbrar a Nuestra Señora la Virgen María.
Dios te salve, María.
Esta plegaria se recitaba al levantarse de la cama y observar los primeros rayos de sol. Hay en ella un agradecimiento al Señor por desvanecer las tinieblas de la noche. La primera parte de esta oración: «Bendita sea la luz del día y el Señor que nos la envía» fue objeto de censura por los tribunales de la Inquisición que la consideraron judaizante, por lo que es difícil su hallazgo en la tradición moderna.
Bibliografía:
- José Manuel Fraile Gil, Conjuros y plegarias de tradición oral, Compañía Literaria, Madrid, 2001.