Título: Partición de quiñones en Calahorra |
La palabra quiñón tiene un uso muy variable según el entorno. En general es una porción de tierra que alguien usa tras un reparto.
Los terrenos de cultivo de Calahorra, alrededor de los ríos Ebro y Cidacos y de sus acequias son de propiedad particular. Los agricultores permitían y permiten la entrada del ganado ovino en las rastrojeras, barbechos, campos llecos y cosechados. A los agricultores esta práctica les venía bien pues sus terrenos quedaban limpios y abonados. Para organizar esta actividad de pastoreo, al finalizar cada año se dividían los terrenos de cultivo de la ciudad en quiñones y se sorteaban entre los pastores, de tal forma que llevaban sus ganados durante un año al quiñón o quiñones que les habían correspondido.
Antes y después del sorteo cabía el acuerdo entre los pastores de tal manera que quienes encerraban sus ganados dentro de la ciudad o cerca de ella procuraban obtener un quiñón alejado de ella y otro más cercano pero de camino al primero para que sus ovejas pastaran a la ida y al regreso. Esta práctica ya está en desuso por la escasez de rebaños y por la abundancia de terrenos llecos, pero todavía es recordada por los ganaderos mayores de la ciudad así como también se recuerdan los distintos quiñones en los que se dividía el término municipal.
En el siglo XII Calahorra tenía tres barrios, los de Santa María (también llamado Villanueva o Mediavilla), San Cristóbal (posteriormente Santiago) y San Andrés. Cada uno de estos barrios tenía su concejo de vecinos, su alcalde y su andador de caminos o sendoán, igualmente cada barrio tenía sus propios quiñones, a donde los pastores llevaban sus rebaños.
De la repartición de los pastos en quiñones quedaban fuera los montes del estado: Los Agudos y El Perdiguero eran arrendados a los pastores; también quedaban fuera los montes públicos propios del municipio como es el caso de La Plana, La Marcú, La Planilla del Recuenco, La Torrecilla o El Cascajo. Pascual Clemente Marín (17-5-1923), nos recuerda que hay tres quiñones desde la carrera de La Marcú hasta la Barguilla. Y dos quiñones desde la salida de Torrescas o El Royal, es decir el camino que sube al pantano desde el Cidacos, hasta la cañada de Caricente (informa el 17-9-2006). Estos terrenos citados, junto con los de Mencabla y Lampayana son frecuentados por las ovejas de Julio Pérez Martínez, hijo y nieto de pastores, conocidos en la ciudad como Los Villarroya porque la familia desciende de esta localidad cercana, donde sus antepasados ejercían la misma labor. Julio Pérez y su padre -de idéntico nombre- han tenido fama de buenos pastores. Han sabido criar y seleccionar buenos perros para el ganado, han respetado siempre los campos y terrenos donde no podían entrar y han dado a sus ovejas el pasto natural del terreno lo que ha proporcionado a sus corderos, de raza manchega, un sabor inconfundible, que nada tiene que ver con el de los corderos criados en granjas cerradas y con piensos artificiales.
Bibliografía:
- Ramón López Domech, Calahorra y su entorno histórico en el archivo documental del canónigo Fernando Bujanda (Siglos XI-XV), Edición de los Amigos de la Historia de Calahorra, 2005.