A la hora de pedir a los santos el gran favor de proteger los campos de los temibles nublados notamos que la santa predilecta es Santa Bárbara, a quien se le reza con esa oración cuyo comienzo dice aquello de «Santa Bárbara bendita que en el cielo estás escrita…», de lo que tenemos varias muestras en este archivo. San Bartolomé ocupa un segundo lugar aunque en aquellas localidades donde lo tienen por patrón o poseen alguna ermita o capilla a él dedicada, es frecuente que sus vecinos lo imploraran buscando la protección de las cosechas.

San Bartolomé madrugó
con el Señor se encontró.
-¿Dónde vas, Bartolomé?
-Yo, Señor, a buscar fe.
-Ven acá, yo te daré,
yo te daré un don
que no se lo daré a ningún varón
que donde fueras mentado
no caerá piedra ni rayo
ni morirá mujer de parto
ni varón sin confesión.

Bibliografía:

• José Manuel Fraile Gil, Conjuros y plegarias de tradición oral, Compañía Literaria, Madrid, 2001.