Virgen santa del Rosario
de linaje esclarecida,
amparo de pecadores
en cualquier tiempo y día.
Madre que a todos perdonas,
madre que a todos cobijas,
aquí este santo rosario
para que tú lo bendigas
y se lo des a tu hijo
por todas las culpas mías
y por todos los devotos
que están en tu compañía
llorando a lágrima viva
lo que pasó en aquel día
cuando con la cruz a cuestas
anduvo la sacra vía
y la hostia consagrada
y el cáliz donde está puesto.
Adiós, Virgen soberana,
que este rosario te ofrezco
mas no tenía otra cosa
pues todo es vuestro
hasta la tierra que piso,
Dios de mi alma, merezco.
Rogadle, Virgen María,
con grande encarecimiento
que si vos se lo rogáis
seguro tengo el cielo
para que goce y descanse mi alma
en aquel dichoso reino.
Amén.

Antes o después del rezo del rosario que contiene las oraciones comunes del Padrenuestro, el Avemaría y el Gloria Patri, algunas mujeres devotas solían ofrecer su rezo a la Virgen del Rosario invocándola con esta oración de carácter semitradicional.