Un emigrante que regresa a España recibe tres consejos antes de partir: No dejes camino por senda; No te subas a un árbol a coger fruta verde; y La cólera de la noche guárdala para mañana.

Cuando llegó a España, camino de su pueblo, viajaba con otros compañeros y uno le animó a dejar la carretera para seguir por un camino más estrecho. No le hizo caso e hizo bien pues aquella noche mataron a unos que habían discurrido por la senda. La informante no recuerda bien cómo le ayudó el segundo consejo, seguramente durante el camino desdeñó subir a un árbol a coger la fruta verde y en su lugar esperó a encontrar la fruta madura en el suelo mientras algún compañero que no hizo caso al consejo se caería del árbol.

Gracias al tercer consejo salvó la vida de su hijo pues cuando llegó a su casa vio que su mujer se estaba besando con un hombre. Ya tenía la escopeta preparada para matar al hombre cuando se contuvo gracias al consejo de «La cólera de la noche guárdala para mañana», descubriendo a la mañana siguiente que quien le había besado a su mujer era el hijo de ambos, a quien no reconoció.