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Título: Los perrillos
Clasificación: Costumbres
Localidad: Valtrujal, Arnedillo
Informante: José María Calvo Vicente, el Mayo (17-3-1945)
Recopilador: Javier Asensio García
Lugar y fecha de recogida: Arnedillo, 12 de junio de 2022

 

José Mari, el Mayo, de Arnedillo recuerda haber oído hablar de una costumbre picarona que tenían las pastoras cuando cogían desprevenido a algún zagal en el monte: lo desnudaban, le tocaban los genitales y se los manchaban de barro. Le llamamos a esta costumbre los perrillos porque con este nombre es como la conocieron otros pastores de la comarca:

«Cuando yo empecé pastor tenía once años, 1940. Por los montes había muchas chicas pastoras que cuando se juntaban hacían diabluras, algunas eróticas, se las hacían a los pastores que ellas consideraban muy jóvenes, muy tímidos o tontos y esto era cuando los veían solos. Era el juego de los perrillos.
Cuando se juntaban tres o cuatro pastoras eran terribles. Entre tres de ellas sujetaban al pastor, las otras le sacaban el pene y le daban tantos tirones ‘como perros habría en San Vicente’. Cuando se cansaban lo dejaban atándole con una cuerda el pene a un espino. Todo con grandes risotadas y alboroto. Esto se lo hicieron a mi amigo Cabias que me lo contó. Yo ya estaba avisado. Un día que vi venir por el monte un grupo de ellas me figuré que venían a por mí, me entró un miedo grande y salí disparado, corriendo como un galgo. No pudieron alcanzarme y se quedaron con las ganas.»

(Abel Marrodán Pellejero y Carmelo Mazo Gil, San Vicente de Munilla. La aldea abandonada y sus gentes, edición de Abel Marrodán Pellejero, Logroño, 2006, página 94).

Estas bromas las hacían las mujeres en grupo y eran más habituales de lo que cabía suponer. En tierras de viñedos la costumbre era llamada de los lagarejos o agarejos y la broma se llevaba a cabo entre varias chicas que espachurraban un racimo de uva en los genitales de un joven desprevenido.

En Zamora las pastoras mazaban con un palo el culo del pastorcillo. En el Alto Aragón era broma entre chavales lo que llamaban “contar las viejas”, que era darle al pene del incauto tantos tirones como viejas hubiera en el pueblo.

Bibliografía:

  • Carlos González Sanz, Antonio Javier Lacasta Maza y José Angel Gracia Pardo, La sombra del olvido. Tradición oral en el pie de sierra meridional de Guara, Instituto de Estudios Altoaragoneses, Huesca, 1998.
  • Adolf Tüllmann, Vida amorosa de los pueblos naturales. Comportamiento sexual de las comunidades primitivas, Barcelona, Círculo de Lectores, 1971.
  • Julio Santa María, “El agarejo” en Cuentos, Imprenta Moderna, Logroño, 1908.