Título: Los estatutos del bebedor |
Somos la murga ambulante,
la sociedad del porrón,
hemos salido a la calle
a cantar estas coplitas
al estilo de Aragón.
Pues no está bien
que sea un hombre mal bebebor
y que vaya a ninguna parte
y deshonre nuestra asociación.
Todo el que quiera entrar en ella
se le exigen cinco pruebas
que causan admiración;
el que quiera entrar en ella
sin presencia del jurado
en ella no puede entrar.
Pues no está bien
que sea un hombre mal bebebor
y que vaya a ninguna parte
y deshonre nuestra asociación.
La primera de las pruebas
consiste en beberse un litro
lo beba sin descansar
y si beberlo no puede
en presencia del jurado
en ella no puede entrar.
Pues no está bien
que sea un hombre mal bebebor
y que vaya a ninguna parte
y deshonre nuestra asociación.
La segunda de las pruebas
de doce meses justos
que dicen que tiene el año,
se lo lleven a su casa
la mayoría de las veces
completamente borracho.
Pues no está bien
que sea un hombre mal bebebor
y que vaya a ninguna parte
y deshonre nuestra asociación.
La tercera de las pruebas,
todo aquel que beba mucho
y después quiera reñir
se le pegue en la cabeza
con la peña del porrón
que en los días de su vida
no vuelva más a salir.
Pues no está bien
que sea un hombre mal bebebor
y que vaya a ninguna parte
y deshonre nuestra asociación.
La cuarta de las pruebas,
todo aquel que tenga bigote
que pague un tanto más
y si ha de beber con nosotros
que traiga vaso de casa
o si no no beberá.
Pues no está bien
que sea un hombre mal bebebor
y que vaya a ninguna parte
y deshonre nuestra asociación.
La quinta de las pruebas,
que sea un hombre de temple
y sepa bien alternar
y que nunca se haga el sordo
cuando llegue aquel momento
que digamos ‘A pagar’.
Pues no está bien
que sea un hombre mal bebebor
y que vaya a ninguna parte
y deshonre nuestra asociación.
Bibliografía:
- Ignacio Sanz, Brindis del vino. El vino en la cultura popular, Fundación Caja Rioja, Logroño, 1996.