Riojarchivo

 

Título: Las calles + La cascabelada + Pasacalles + El agudo
Clasificación: Danzas procesionales
Localidad: San Millán de la Cogolla
Informantes: Danzadores de San Millán
Gaita 1: Enrique Cerezo
Gaita 2: Inmaculada Cerezo
Tambor: David Cerezo
Recopilador: Javier Asensio García
Lugar y fecha de recogida: San Millán de la Cogolla, 19 de noviembre de 2016

 
Antes de entrar al Monasterio, los danzadores bailan Las calles, La cascabelada y seguidamente un Pasacalles. Ya dentro del santuario comienzan con El agudo, que aumenta su ritmo hasta la apoteosis. Los vivas y el beso de las reliquias ponen fin a la procesión y a su danza.

Danzas y contradanzas

En San Millán de la Cogolla se está perdiendo el uso de la palabra contradanza con que antiguamente se referían a lo que hoy llamaríamos genéricamente como danzas. Contradanza era un nombre genérico, usado para cualquiera de las danzas locales especialmente La cadena, Las calles y La cascabelada. En algunos lugares de La Rioja (Briones, Nieva de Cameros), contradanza es el nombre de una única danza, mientras que en otros es un nombre genérico. No solo en San Millán se ha usado el nombre de contradanza de una forma genérica. Ocurría lo mismo en Cabezón de Cameros y en Baños de Río Tobía, donde la “danza” local se componía de distintas “contradanzas”.

La moda de las country dances, originaria de Inglaterra, se extendió por Francia, Alemania y otros países. En España el nombre se castellanizó como contradanzas. Muchos de estos bailes eran de parejas de hombres y mujeres en filas enfrentadas con cruces y contactos. Algunas se fueron incorporando al acervo dancístico de las procesiones. Como en las danzas procesionales estaba prohibida la presencia de mujeres, estos bailes de pareja pasaron a ser interpretados solo por hombres.

Cuando el viajero inglés Richard Ford visitó en el año 1830 la localidad palentina de Dueñas se encontró una danza que le recordó a las Morris dances, una de las country dances de su país natal, que no dudó en llamar contradanza:

«Los bailes, semejantes a nuestras Morris dance, de los campesinos de Dueñas son una combinación de la Pyrrhica Satario de los romanos y el Tripodium de los íberos; aquí vimos un domingo una contradanza realizada por ocho hombres con castañuelas en las manos y al son del pífano y el tambor, mientras un maestro de ceremonias, vestido de colores festivos como un pantaleón, dirigía el rústico ballet;… los hombres recogían sus largos rizos con pañuelos rojos y bailaban en camisa, cuyas mangas estaban recogidas con lazos de cintas de colores diversos cruzadas también sobre el pecho y la espalda y mezcladas con escapularios y pequeñas estampas de santos; sus pantalones eran blancos y amplios como las bragas de los valencianos, a semejanza de quienes llevaban también alpargatas, o sea sandalias de cáñamo, atadas con cintas azules; las evoluciones de la danza eran muy complejas, y consistían en muchas vueltas, revueltas y saltos, e iban acompañadas de altos gritos de viva, a cada cambio de figura.»

(Richard Ford, A Handbook for travellers in Spain and readers at home -Manual para viajeros por España y lectores en casa-, hacia 1830-1833).
 
Bibliografía:

  • José Antonio Quijera Pérez, «Notas sobre las contradanzas en La Rioja» en Revista de Folklore, Ediciones de Caja España, Valladolid, 1992, nº 135.