Título: La mala suegra V |
Se pasea Guillermina por la sala de adelante
con dolorcitos de parto que el corazón se le parte.
Entre dolor y dolor Guillerma reza la salve.
–¡Oh, quién estaría ahora en la casa de mis padres!
¡Oh, quién estaría ahora allá arribita en el valle!–.
La pícara de la suegra que escuchándoselo estare:
–Ya te puedes ir, Guillerma, ya te puedes con tu madre
cuando venga Pedro (d)el campo yo todo le contare–.
Ya viene Pedro del campo preguntando por Guillerma
que no ha salido a esperarle ni al camino ni a la senda.
–Guillermina se ha marchado a la casa de sus padres
Guillermina se ha marchado allá arribita a aquel valle
me ha tratado de mala suegra hasta el último linaje
y por últimas me ha dicho que eres hijo de un mal padre.
–Eso no habrá dicho, madre, salga la tierra y me trague.
–Eso ha dicho, conde mío, eso le ha dicho a tu madre.
–Ropa limpia, ropa limpia, ropa limpia pa mudarme–.
Coge Pedro sus caballos con sus criados delante
y al llegar a la ciudad se encuentra con un compadre:
–Bienvenido seas, Pedro, ya tenemos un infante.
–El infante crezca mucho Guillerma que se levante.
–No querrá el rey del cielo ni la Virgen Trinidad
mujer de una hora parida y que le hagas levantar.
–Levántate de ahí, Guillerma, antes que otra vez lo mande
levántate, Guillermina, que no quiero molestarme.
–No me levantaré, Pedro, sin permiso de mis padres.
–Levántate, hija mía, tu marido antes que padres.
–¿Dónde quieres ir, Guillerma, a la grupa o adelante?
–Atrás para no caerme alante por no mancharte
por los caminos que vamos parecen rosas de azafranes–.
–Prepárate, Guillermina, he pensado de matarme
dime, dime, Guillermina, qué le has dicho tú a mi madre.
Le has tratado de mala suegra hasta el último linaje
y por último le has dicho que soy hijo de un mal padre.
–Si eso he dicho, conde mío, salga la tierra y me trague
si eso he dicho, conde mío, que el recién nacidito hable–.
Y el recién nacido habló y le dijo: –Padre, padre
es un falso testimonio que mi abuela levantare.
–¿Quieres, quieres, Guillermina, quieres que mate a mi madre?
–No quiero, no, conde mío, no quiero que muera nadie
ya que yo muero por ella que por mí no muera nadie–.
Y aquel mismo día murieron Guillerma, el hijo y la madre.
Versión muy completa y de gran nivel poético de este romance de tragedia intrafamiliar. Utiliza la arcaica «e» paragófica final, «estare», «contare», como un recurso para ajustar la asonancia de sus versos.