Riojarchivo

 

Título: La Loba Parda V
Clasificación: Romancero
Localidad: Lería (Alto Cidacos, Soria)
Informante: Julián Merino Laya (27-1-1936)
Recopiladores: Javier Asensio García y Helena Ortiz Viana
Lugar y fecha de recogida: Calahorra, 6 de julio de 2017
Catalogación: IGRH 0235
OTIT: La loba y los perros


Estando en mía choza,     pintando mía cayada,
las ovejas iban altas     y la luna rebajada,
cuando te veo siete lobos     que venían por una oscura cañada,
venían echando suertes     a ver a cuál le tocaba
y entraba a la majada,
le tocó a una loba vieja,     parda, oscura y cana,
que tenía los colmillos     como puntas de navajas.
Dio tres vueltas al redil     y no pudo sacar nada,
a la otra vuelta que dio     sacó la borrega blanca
que tenía mi amo     para el domingo de Pascua,
a tal tiempo llega el amo     con dos perros y la perra trujillana
y les dice: –¡Hala, perros,     de la perra trujillana!,
traedme esa borrega     pura y sana como estaba.
«Los perros marcharon a buscar a la loba con la oveja y cogieron a la loba y les dice la loba:»
Tomad la borrega     pura y sana como estaba.
–No, no queremos la borrega,
que queremos tu pelleja     para hacer una zamarra–.

La Loba Parda fue un romance que se popularizó en los años de la postguerra gracias a los maestros que enseñaban en las escuelas el libro de don Ramón Menéndez Pidal titulado Flor nueva de romances viejos. Julián lo aprendió así, en la escuela de su pequeña aldea, Lería.

Es muy interesante observar cómo el texto originario se va fragmentando en labios de este informante. Un romance que fue aprendido recitado no se ve tan forzado a mantener la exactitud métrica como uno aprendido con melodía. Lo relevante para el transmisor es dar veracidad a la historia y lo consigue a pesar de que falten hemistiquios, sobren sílabas en algunos y hayan desaparecido versos enteros. Son los primeros mecanismos de tradicionalización de un romance.