Título: La hermana cautiva VIII |
La noche de los tormentos pasé por la morería
oí cantar a una mora que apenas la conocía.
–Retírate, mora bella, retírate, mora linda
que va a beber mi caballo de esas aguas cristalinas.
–No soy mora, caballero, que soy cristiana cautiva
me cautivaron los moros cuando la guerra Melilla.
–Si quieres venir a España monta en mi caballería.
–¿Y los pañuelos que lavo con ellos qué haría?
–Los de seda y los de holanda son pa mi caballería
y los que no valgan nada pa la corriente serían–.
Al llegar ya para España la morita suspiraba.
–¿De qué suspiras, mi vida, de qué suspiras, mi alma?
–¡De qué voy a suspirar si es aquí donde pasaba
con mi hermano el artillero y mi padre iban de caza!
–¡Válgame Dios de los cielos Virgen Sagrada María!
en vez de traer a una mora traigo una hermana querida–.
–Padre, abra usted la puerta ventanas y celosías
que le traigo a usted el tesoro que creíamos perdida–.
Sus padres la recibieron con muchísima alegría
y le dicen al oído que con los moros qué hacía.
–Padres, a mí los moritos mucho, mucho me querían
me tenían de pastora para patos y gallinas
aún no tenía quince años y me querían casar
con un morito muy guapo y de mucho capital–.
Publicado en:
- Javier Asensio García, Romancero general de La Rioja, Piedra de Rayo, Logroño, 2008.