Título: La bruja de La Ventosa |
«Y donde hay una cosa referente a brujas, pero esto es ya en tierra San Pedro (San Pedro Manrique), en La Ventosa, iba un señor de aquí, de este pueblo, pariente vuestro, por parte de tu abuelo Genaro , el abuelo del tio Genaro iba a La Ventosa, y tenía que pasar Taniñe, y era una noche de luna llena, y cuando pasaba por al lao de Taniñe, en la era Gúñiga, allá estaban las brujas bailando, en el aquelarre, allá estaban ellas con sus escobas y su aquelarre allá, y ya de pronto dice que dice una:
–Vamos a contar a ver si estamos todas.
Y cuentan y dicen:
–Pues falta una.
–Pues a ver cuál es.
–Pues es la Nachos, falta la Nachos de La Ventosa.
Y dice otra:
–Que está colando el mencho. Está esta noche colando el mencho.
¡Joder!, pero es que el hombre, el pariente vuestro iba a casa de la Nachos a La Ventosa. El hombre marcha palante y palante y llega y era de verdad, que la Nachos estaba haciendo la colada. ¡Joder!, el hombre, para casa, para casa, allá se quedó la Nachos y ya no volvió más nunca a casa de la Nachos de La Ventosa porque era bruja. Eso así lo cuenta la gente, no sé qué habría, supongo que todo era mentira, claro.»
Aunque en Navalsaz decían simplemente «colar la ropa» ponen en boca de las brujas la expresión «colar el mencho», como algo propio de su argot. La operación se hacía en unas tinajas grandes o «terrizos», donde se colocaba la ropa, toda ella se impregnaba del agua con ceniza que había sido «colada» en un cernadero puesto encima de esos «terrizos».
Bibliografía:
- Javier Asensio García, Cuentos riojanos de tradición oral, Piedra de Rayo, Logroño, 2004.