Título: La boda estorbada VIII |
Ya se camina Belarde ya se ha caminado ya
y a su esposita la deja pequeña y de poca edad.
–¿Por cuántos años, Belarde, por cuántos años te vas?
–Por siete años nada menos por siete años nada más
si a los siete años no vuelvo tú ya te puedes casar–.
Ni a los siete ni a los ocho Belarde no vuelve ya
y un día estando cenando ya le dice su papá:
–¿Cómo no te casas, hija, cómo no te casas ya?
–¡Cómo quieres que me case si Belarde no ha venido!
Y a ti te digo, papá, que me compres un vestido
no me lo compres de seda ni tampoco de lo fino
cómpramelo de algodón de algodón de lo torcido
cómpreme un vestido, padre, sáquemelo de sayal
vístame de peregrina que yo me lo iré a buscar–.
Y al subir un pechecito y al bajar un valladar
se encontró con un chaval caballos lleva a pasear.
–¿De quién son esos caballos que llevas a pasear?
–De Belarde son, señora, mañana se va a casar
ya tiene la caza muerta y el vino a refrescar.
–¿Y dónde vive Belarde ya Belarde dónde está?
–En aquel palacio más alto aquél que reluce más–.
Siete vueltas dio al palacio no encontró por dónde entrar
y ha dado las ocho vueltas y con Belarde fue a dar.
–Una limosna, por Dios, que Dios se lo pagará–.
Echó mano a su bolsillo y un ochavo le fue a dar.
–¡Qué ruin es el caballero rey ni una limosna da!
En casa del rey, mi padre, reales de ocho suelen dar.
–¿De dónde es la peregrina tan cortés en el hablar?
–De la Francia soy, señor, de la Francia natural.
–¿Qué se corre por la Francia qué se corre por allá?
–Que la hija del rey, mi padre, ya se trata de casar–.
Al oír estas palabras desmayado cayó atrás.
–¡Arriba, arriba, Belarde, no tienes que desmayar!
Que la novia que dejaste delante de vos está.
Toma este rueco encarnado que me diste de señal
y los dos anillos de oro que me diste pa casar–.
–Abre la puerta, mi padre, ábrela de par en par
que viene la peregrina a su cama a descansar–.
Bibliografía:
- Javier Asensio García, Romancero general de La Rioja, Piedra de Rayo, Logroño, 2008.