Título: Gerineldo II |
-Gerinaldo, Gerinaldo Gerinaldo tu apellido,
¡oh quién pudiera lograr dormir dos horas contigo!
-Señora, soy su criado, señora, ¿os burláis conmigo?
-No me burlo, Gerinaldo, que de veras te lo digo-.
A eso de la media noche dio el caballo un relinchido.
-O me roban la princesa o me roban el castillo-.
Entra al cuarto de Gerinaldo no encuentra a nadie dormido,
entra al cuarto de la princesa y los encuentra a los dos como mujer y marido.
-Aquí os dejo la espada para que os sirva de testigo-.
Otro día a la mañana se despierta la princesa y dice:
-Gerinaldo, Gerinaldo, despierta si estás dormido,
que la espada de mi padre entre los dos ha dormido,
hoy no irás a darle los días como otros días has ido-.
Se levanta Gerinaldo y a darle los buenos días ha ido.
-Buenos días, Gerinaldo. -Buenos días, marquesito.
-¿De dónde viene Gerinaldo tan triste y descolorido?
-Vengo de oler un rosal que estaba muy bien florido,
con el olor de las flores los colores se me han ido.
-¡Oh, qué respuesta tan buena para tan joven el chico!
Si te he querido matar harto lugar he tenido.
-Máteme, mi marquesito, que lo tengo merecido.
-Yo no te quiero matar, que te mate el Dios divino.
Bibliografía:
- Javier Asensio García, Romancero general de La Rioja, Piedra de Rayo, Logroño, 2008.