Título: El tesoro de Sierra Laéz |
En muchos pueblos de La Rioja se cuenta que hay un lugar donde los moros, antes de ser expulsados de España, dejaron enterrado un tesoro esperando, un día que regrese, recuperarlo. Esta fabulación tiene cierta base: el lugar donde se supone que está el tesoro escondido es un yacimiento arqueológico, rara vez de época mora, más bien celtibérico, vascón, romano, visigodo o medieval.
Pero hay casos en los que esta fantasía se refuerza con otra que parece darle una pátina de verosimilitud: Un antepasado de quien cuenta la narración del tesoro -siempre fallecido-, cumpliendo el servicio militar en África tuvo noticias del tesoro en labios de un moro africano. Así lo hemos visto en una leyenda recogida en Pazuengos.
El Collado es una aldea cercana a Sierra Laéz. Crescencio nos cuenta que su padre estando sirviendo en África durante el levantamiento militar de Franco, oyó la historia del tesoro oculto en esta sierra de La Rioja Baja en palabras de un soldado marroquí. La leyenda contiene un viejísimo motivo folklórico: el tesoro se encuentra bajo el haya que reciba el primer rayo de sol de la mañana de San Juan. La misma leyenda la oyó hace cincuenta años un sacerdote arnedano que publicó varios libros de temática riojana:
“La conocida letrilla dice así:
Sierra Laez,
los que te ven no te adoran,
los que te adoran (ya) no te ven.
Ya que los moros -según una anciana de Tudelilla- se cobijaron en esta sierra al ser acosados por los cristianos, enterrando sus riquezas con la esperanza de volver y desenterrar sus tesoros.”
(Felipe Abad León, La ruta del Cidacos, Ed. Ochoa, Logroño, 1978, página 371).
Haya en Sierra Laéz. Fotografía: Emilio Pascual Rosel
Toponimia de Sierra Laéz
Nos negamos a escribir el nombre de esta sierra como La Hez, que así es como figura en la cartografía oficial. No hallamos ninguna razón para entender que la pronunciación de Laéz -que es como la llaman en la comarca, a veces Laí, Laé, incluso Láez- tenga que ver con una hez o con heces. Serralay es el nombre de una loma cercana a la cima de Cabizmonteros. Resonancias prerromanas tiene el nombre de Sierra de Alaiz que es como figura en unos datos topográficos de Tiburcio del Caso (1769-1846), ingeniero zaragozano que dirigió las obras del Canal Imperial. Pascual Madoz la nombra como Sierra Laé o Laiz. Nos detenemos en la hermosa descripción que este geógrafo del siglo XIX hace del Valle de Ocón:
“Aldealobos, Corera, Galilea, los Molinos, Oteruelo, Pipaona, las Ruedas, San Julián y Santa Lucía. forman distribuidos con esta simetría un vistoso paisaje que divierte al viajero, y en cada uno de ellos encuentra comodidad… en aquella parte es todo montes pendientes poblados de haya, encina y roble con excelentes pastos y abundantes fuentes… Se encuentra en la jurisdicción de esta población sobre 600 fanegas de tierra, roturadas durante la guerra de la Independencia… y en ella se hallan también esparcidos en diferentes puntos, los montes nombrados Baldemín, Oyo del Valle, Valle de las Ruedas, Valle de San Julián, y Vallejo la Encina… pertenecen a la misma los denominados el Bardal, la Rá, las Ruedas, Vallejondo,… poblados de roble, haya y encina… Caminos: cruzan por este valle el que dirige de Logroño a Arnedo, y el de Cameros a Calahorra y Navarra, ambos de herradura aunque en su mayor parte pueden transitar carros… Sierra Laé o Laiz, que produce haya, roble, abundantísimo en aguas potables, distinguiéndose entre todas una que ejerce su saludable influencia sobre los jugos gástricos o para abrir el apetito, y según tradición, los romanos conducían estas aguas por medio de un cauce, cuyos vestigios aún existen, del establecimiento de baños que tenían en la ciudad de Calahorra.”
(Pascual Madoz, Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de España y sus posesiones de ultramar, Madrid, 1851; edición facsimilar con las referencias de La Rioja por el Colegio oficial de aparejadores y arquitectos técnicos, Logroño, 1985, páginas 175 a 177).
Entre los términos que jalonan esta sierra se encuentran dos fuentes con referencias musulmanas. Una es la fuente de Patalamora en el vallejo que desciende a Las Ruedas de Ocón; otra, en la ladera sur, mirando hacia Arnedillo llamada Fuente del Moro, ambas en un entorno bucólico.
Seguimos con las descripciones toponímicas, en este caso las de un autor del siglo XIX que hizo un ensayo geográfico sobre Arnedillo y sus aguas medicinales, quien nos menciona la fuente del Moro:
“En el término y valles de Sierra la Hez son innumerables los manantiales que brotan en abundancia aguas cristalinas y de la mejor calidad. Las principales son: dos denominadas de Valdejuta, otra del Moro, otra de los Ruices, otra del Recibillo, otra de la Aguzadera, otra del Huerto, otra del Avellanar, otra del Ayedo, y por último, la de las Lagunillas; el conjunto de todas ellas forma un pequeño río llamado Reajo; de dicho riachuelo, particularmente en verano, se surte la población. Además con dichas aguas se riega un terreno con huertas y olivos; la sobrante alimenta el río Cidacos.”
(Lorenzo Sáenz de La Cámara, Memoria sobre las aguas y baños minero–medicinales de Arnedillo, Imprenta de JM Ducazcal, Madrid, 1867, página 13).
Otros testimonios:
Localidad: Robres del Castillo |
Sierra Laéz, sierra Laéz,
quien te busca no te encuentra
y quien te pasa no te ve.
Localidad: El Redal |
La señora Áurea ha oído la copla citada más arriba solo que ella le da una interpretación racional: los que explotan la leña del monte no valoran lo que tienen, por el contrario los que no la explotan saben las riquezas que tal sierra posee. En principio nada recuerda de tesoros dejados por los moros pero cuando le preguntamos por el asunto se acuerda irremediablemente de su abuelo, el brujo de El Redal, quien a bien seguro conocía estas creencias legendarias. El marido de Áurea, como un resorte, se va a otro tema legendario aunque lo explique muy por encima y de pasada, el de El puente del diablo. Según esta leyenda quienes hicieron el acueducto desde el barranco de San Julián hasta Calahorra en época romana hicieron un pacto con el diablo para construirlo todo en una noche, a cal y canto. Pero la madrugada de aquel día se adelantó una hora y el acueducto quedó sin terminar. La leyenda explica por qué ahora se ven los restos incompletos del acueducto.
Localidad: Galilea |
Los mejores pendones del mundo están ocultos en Sierra Laéz, así lo dice la copla recordada por Felipa Vega:
Sierra Laéz, Sierra Laéz,
quién te ha visto no te ve,
quien te ve no te aprecia
y quien te aprecia no te ve.
Localidad: San Vicente de Robres |
José Luis, El Sastre de San Vicente de Robres, adicto a las leyendas más rancias de su pueblo, nos cuenta cómo los moros dejaron una campana llena de riquezas antes de su expulsión de España.
Localidad: El Villar de Poyales |
Los ecos de esta leyenda llegan hasta las aldeas de Enciso para cuyos habitantes Sierra Laéz no se encuentra muy lejana, se distingue cuando, Cidacos abajo, se dirigen de Enciso a Arnedillo.
Paralelos:
http://www.riojarchivo.com/los-tesoros-del-pico-de-el-castillo
http://www.riojarchivo.com/la-campana-de-oro-de-el-collado
Bibliografía:
- Luis Vicente Elías Pastor, Leyendas riojanas, Everest, León, 1990.