El gallo pinto iba a la boda de su tío Jacinto y se encontró con una caca por el camino. Estuvo dudando si picarla o no. Al final se decidió y picó la caca pero se manchó el pico. Le pidió a la malva que le limpiara el pico y ésta no quiso. Luego le pidió a la oveja que se comiese a la malva y ésta no quiso. Así fue encadenando agravios que nadie quería vengar: la vaca no quiso beberse la fuente que no había querido apagar la lumbre que no había querido quemar al palo que no había querido pegar al perro que no había querido morder a la oveja que no se había querido comer la malva que no quiso limpiarle el pico.
A la definitiva llegó sucio a la boda y probablemente le dieron una paliza al gallo.

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• José Luis Moreno Martínez y Araceli Moreno Martínez, El pueblo de las trece casas. Recuerdos de Valdeosera, Piedra de Rayo, 2011.