Título: El Conde Niño XIV |
Se pasea Fernandito por las orillas del mar
mientras su caballo bebe Fernandito echa un cantar
la reina que lo ha oído a su hija mandó llamar.
–Mira, hija, qué bien canta la sirenita del mar.
–Madre, no es la sirenita ni tampoco el sirenal
es el conde Fernandito que por mí penando está.
–Hija, si yo lo supiera os mandaría matar
con dos guardias de palacio y otros dos de la ciudad–.
Como era hija de reina la entierran en un altar
y él, como era hijo de condes, dos pasitos más allá
como murieron inocentes salió un lindo manantial
donde cojos y los ciegos allí se van a curar.
La reina que quedó ciega allí se fue a curar
pero cuando entró en la iglesia la fuente cesó de dar.
–Date, date, fuentecita para una ciega curar.
–Cuando yo era princesita tú me mandaste matar
y ahora que soy fuente rica agua no te quiero dar–.
Ovidia cantaba este romance que trata del amor fiel durante la Nochebuena, lo hacía con tal emoción que provocaba el llanto entre sus acompañantes. Han pasado los años desde que Ovidia falleció y la gran familia de los Pellejero Luezas la siguen recordando y, por supuesto, siguen cantando la historia de Fernandito y su amada princesa en fecha tan señalada.
Bibliografía:
- Javier Asensio García, Romancero general de La Rioja, Piedra de Rayo, Logroño, 2008.