Riojarchivo

 

Título: El Conde Niño XI + La guardadora de un muerto
Clasificación: Romancero
Localidad: Viniegra de Arriba
Informante: Narcisa Matute Martínez (31-10-1909)
Recopiladores: Javier Asensio García y José Manuel Fraile Gil
Lugar y fecha de recogida: Madrid, 7 de mayo de 1998
Catalogación: IGRH 0049 + 0502
OTIT: Amor más poderoso que la muerte; Amor que vence a la muerte

 

Las versiones riojanas del romance de El Conde Niño suelen ser de gran nivel poético. En muchos casos aparecen contaminadas con otros romances que conjugan bien con él. En esta ocasión se nos presenta una joya del viejo romancero patrimonial hispano, tan solo son dos versos:

…lo ha tenido nueve meses metido en un balsamar
pa que no huela a difunto cuando lo vaya a besar…

que pertenecen al romance de La guardadora de un muerto, de difícil hallazgo en la tradición oral moderna.

Y está el hijo del buen conde     y a la orillita del mar
mientras su caballo bebe     él echa un rico cantar
y el rey que lo está escuchando     de la cama donde está:
-Si durmieras, hija infanta,     si durmieras, dispertar
a oír cantar la serena      a la orillita del mar.
-No es la serenita, padre,     que su amor me hace penar
que es el hijo del buen conde     que vino y no volvió más.
-Si vino y no volvió más     yo lo mandaré matar-.
Y al otro día siguiente     el conde muerto está ya.
Lo ha tenido nueve meses     metido en un balsamar
pa que no huela a difunto     cuando lo vaya a besar
y un día por la mañana     la infanta muerta está ya
y al otro día siguiente     juntos los van a enterrar.
Ella como hija de rey     la entierran junto a un altar
y él, como era hijo de conde,     una tabla más atrás.
De ella salió una rosa     y de él salió un gran rosal
y la reina por envidia     las ha mandado cortar.
De ella salió una paloma     y del salió un gavilán
y la reina por envidia     las ha mandado matar
y de ella salió una ermita     y de él salió un hospital
donde mancos y tullidos     allá se van a curar.
Un día por la mañana     la reina tullida está
y sus médicos le dicen     que se vaya allí a curar.
-Por Dios le pido, buen conde,     por Dios y por caridad
váyase de aquí la reina     que no la puedo curar
que arbolitos que Dios cría     los ha mandado cortar
y animales que Dios cría     los ha mandado matar.

Bibliografía:

  • Diego Catalán Menéndez Pidal, Por Campos del Romancero. Estudios sobre la Tradición Oral Moderna, Gredos, Madrid, 1970.