Título: Disputa entre Camprovín y Arenzana de Abajo por una abubilla |
Hay documentos históricos que muestran cómo Camprovín y Arenzana de Abajo pleitearon por un terreno lindero llamado Valdecardiel. Un cuento muy gracioso –muy cercando a la leyenda– cuenta cómo los de Arenzana se quedaron con el terreno:
Apareció por Camprovín una abubilla, pájaro que –dicen– nunca habían visto en el pueblo. Los hombres y mujeres de Camprovín la confundieron con una aparición de la Virgen y fueron tras ella, llevando unas andas con una sábana para que se parara en ella:
Pero la abubilla, ave algo temerosa del hombre, cada vez que se acercaban volaba unos metros y se alejaba del pueblo. Andaban por allí cerca unos pastores de Arenzana de Abajo quienes, en cuanto vieron la escena, sintieron curiosidad y, a grandes zancadas, se acercaron a la abubilla y la apresaron. Allí mismo se formó el pleito entre los dos pueblos:
–Devolvednos a la Virgen –decían los de Camprovín–.
–No, que se ha querido venir con nosotros –respondían los de Arenzana–.
–¡Pero nosotros la hemos visto nosotros antes!
–Pues vamos a ver cómo nos arreglamos: Nosotros os damos a la Virgen y a cambio nos quedamos con este valle.
Y así fue cómo Valdecardiel, un término más próximo a Camprovín que a Arenzana, se quedó en la jurisdicción de este último pueblo. Desde entonces a los de Camprovín se les conoce con el apodo de Bubillos y a los de Arenzana de Abajo como Zancarrones, por las grandes zancadas que dieron para agarrar a la abubilla.
Paralelos:
El mismo apodo reciben los vecinos de Lanciego motivado por una historia similar.
Más parecido aún es el cuento recogido en Navalsaz y que tiene a los vecinos de Poyales como protagonistas, quienes también confundieron a una abubilla con la Virgen. Véase Javier Asensio García, Cuentos riojanos de tradición oral, Piedra de Rayo, Logroño, 2004.