Título: Danza de los pastores de Labastida I |
En la Edad Media fueron muy frecuentes las representaciones de autos navideños en las iglesias. Estos autos navideños fueron las primeras manifestaciones teatrales que tuvo España y origen del teatro clásico español.
La danza de los pastores de Labastida proviene por línea directa de esas representaciones medievales. Aunque no se trate de la misma escenografía –como buen producto tradicional ha evolucionado a lo largo de los siglos– sí late en ella la misma esencia de los autos del medievo. En su ejecución se nota una continuidad en el tiempo especialmente por el empaque con el que los pastores y el cachimorro de Labastida ejecutan la danza y la fuerza con la que cantan los romances y villancicos.
No ha ocurrido así en otros puntos de España, de La Rioja y de las regiones vecinas donde, poco a poco, las representaciones de la Natividad dentro de las iglesias fueron desapareciendo. A lo largo de los siglos ha habido ocasiones en las que se prohibían cualquier tipo de danzas procesionales excepto estas pastorelas, pastoradas o corderadas; pero las prohibiciones terminaron por imponerse en muchas localidades durante el pasado siglo XX, donde los sacerdotes no veían con buenos ojos estas sencillas expresiones de religiosidad popular.
Hubo en La Rioja una comarca donde las danzas de pastores tuvieron gran vigencia. Fueron los pueblos de los valles del Alhama y del Cidacos donde se mantuvieron con más fervor, aunque durante el siglo XX desaparecieron todas menos la de Grávalos. Gracias a la cuatro veces centenaria Cofradía de los Hermanos del Niño, la danza de los pastores de Grávalos y todos los rituales navideños de la cofradía pudieron mantenerse no sin sobresaltos pues hubo décadas enteras en las que el empeño de algunos curas impidió su celebración.
Curiosamente en las zonas de tradición pastoril –las sierras de Cameros y La Demanda– no hay vestigios de estas viejas pastorelas. En su lugar son más frecuentes los recuerdos de misas del gallo con presencia de pastores que simplemente ofrecían un cordero al Niño, cantaban villancicos o hacían alguna pequeña representación pero siempre bajo la tutela y las indicaciones del sacerdote, nada que ver con esta magnífica expresión de teatro navideño popular que continua con plena vigencia en Labastida.
El ritual de esta danza de pastores de Labastida comienza con una venia a la corporación municipal, en la plaza del pueblo y frente a los soportales del Ayuntamiento:
A ti, digno Ayuntamiento, llevamos en este día
los que aquí todos contentos porque ha parido María.
A los pastorcillos recibid aquí
que yo a Dios Niño voy a recibir.
¡Hosanna, hosanna, hosanna, amén,
venid, pastorcillos, vamos a Belén!
Vámonos al templo a misa y al Ayuntamiento a ver
que va a adorar al Mesías y a presidirnos también.
Entrad, pastorcillos, a esta casa ya
pa que nos presida esta autoridad.
¡Que siga, que siga, con él vámonos
a Belén, pastores, a ver al Señor!
Con paz y placer cantemos a este noble Ayuntamiento
y con él nos dirijamos a adorar al Niño al templo.
Pastores venid, pastores llegad
que viva el alcalde y su autoridad.
¡Que siga, que siga, con él vámonos
a Belén, pastores, a ver al Señor!
Bibliografía:
- José Antonio Quijera Pérez, Danzas tradicionales de La Rioja, Instituto de Estudios Riojanos, Logroño, 1992.
- Jesús María Pérez García, La muy noble y muy leal villa de Labastida, Ayuntamiento de Labastida, Vitoria, 1985.
- Helena Ortíz Viana y Javier Asensio García, La Navidad riojana, Piedra de Rayo, Logroño, 2005.
- Alcázar, E. Jiménez, J. Rene, “Representación y comentarios acerca de la pastoral de Labastida”, en la revista Danzariak, nº 20, Bilbao, 1982, páginas 6-18.