Título: Con qué te lavas la cara II |
La juventud de Rincón de Soto celebra San Juan yendo de fiesta al río Ebro. Van montados en unos carros bellamente enramados, carros de los que se servían los jóvenes para ocultarse de las miradas indiscretas de los mayores. Este día se hacía la vista gorda y se permitía que chicos y chicas intimasen.
Cerca del río Ebro crecen manantiales que en Rincón llaman ontanillas (de fontana) junto a sotos y praderas, lugares amenos para merendar. En las ontanillas dejaban las bebidas y la fruta para que estuvieran frescas a la hora de la merienda. El término es llamado La Recueja y a él le tienen bastante apego las gentes de Rincón, no solo por su amenidad sino porque desde allí han canalizado las aguas que surten al vecindario.
Rincón de Soto se fundó en el siglo XII dentro de un proceso de roturación de sernas en lo que hasta entonces había sido un terreno comunal de la ciudad de Calahorra. El historiador Pedro Pérez Carazo nos cuenta que «Ya en 1178, se documentan varias sernas ‘in illa Recoisa de Recon a Soto’»
(Pedro Pérez Carazo, “Anulación en 1386 de la mancomunidad de pasto y monte existente entre los concejos de Calahorra y Alfaro”, en Kalakorikos, revista de los Amigos de la Historia de Calahorra, nº 16, 2011, página 323).
Como hemos visto en otro artículo, para cantar a las fuentes la gente se ha servido desde hace siglos de una coplilla que ya rondaba en España en el siglo XVI:
-¿Qué te pones en la cara,
Juana, que tan linda estás?
-El diablo lleve más
que un poquito de agua clara.
En Rincón de Soto se canta de este modo:
-Rinconerita preciosa,
¿qué te da tanta belleza?
-Me lavo con agua clara,
que nos mana en La Recueja.
En ambos casos es el agua clara la que embellece la cara de las mozas, igual que en El Villar de Arnedo es el agua de la fuente de La Ampiuda la que alisa la piel de las villarejas.
Junto a esta jota de corte tradicional que habla de las bondades de La Recueja y de las costumbres festivas, el mocerío rinconero ha compuesto otras canciones relacionadas con el lugar como la que dedicaron unas chicas a los mozos que venían por el río montados en una barca con el propósito de molestarlas.
Paralelos:
http://www.riojarchivo.com/con-que-te-lavas-la-cara/
Bibliografía:
- José Manuel Pedrosa, «Con qué te lavas la cara. Redondillas cortesanas y cuartetas folklóricas» en Revista de Folklore, edición de Caja España, Valladolid, nº 339, 2009, páginas 98 a 105.