Ya tornean las campanas      ya ha resucitado Cristo
con un Gloria y Aleluya      y un Gloria in Excelis Deo
¡Oh, qué mañana de Pascua!      Pascua de tanta alegría
que hasta las aves que vuelan      le dan gracias a María.
¡Oh, qué mañana de Pascua!      Pascua de Resurrección
que hasta las aves que vuelan      le dan gracias al Señor.
Quitarle ese manto negro      a la gloriosa María,
quitarle ese manto negro      y ponerle el de alegría.
Quitarle ese manto negro      a la Virgen del Rosario,
quitarle ese manto negro      que su hijo ha resucitado.
Ambricias os pido, madre,      ya nos las podéis mandar,
que ha resucitado Cristo      y en el templo lo has de hallar.
En la entrada de esta Iglesia      hay un almendro florido,
que llega la copa al cielo      y con esto me despido.

Lo cantaban en la procesión del Domingo de Resurrección. Las mujeres sacaban la imagen de la Virgen; los hombres, con el cura, por otro lado llevaban al Niño. Cuando se juntaban los dos grupos, las mujeres, todas a una, entonaban este romance. Este canto recibía el nombre de Albricias o Ambricias.