Título: Caigan rayos y centellas |
En un pueblo en el que había muchos incrédulos un sacerdote se las ingenió para preparar junto con el monaguillo un simulacro de rayos y centellas. Al final el monaguillo lo desbarató todo cuando el sacerdote dijo: ¡Caigas rayos y centellas! Y el monaguillo le respondió que se habían apagado los cepurrios, las cepas con las que provocaba las chispas.
Bibliografía:
- Antonio Lorenzo Vélez, Cuentos anticlericales de tradición oral, Ámbito, Valladolid, 1997.