Título: Baile erótico |
-Tengo una cosa en mi cuerpo
que no te la he enseñao,
el día que te la enseñe
te vas a quedar chiflao.
-¿Los pechitos?
-Te equivocas.
-¿El ombiguito?
-Te has equivocao.
-Pues será el chupajornales.
-Ahora sí que has acertao.
Práxedes y Lucía vivieron su infancia en la época de Franco cuando los carnavales estaban prohibidos en toda España. Tuvieron la suerte de haber nacido en una familia con un humor fuera de lo común y con un repertorio de temas carnavalescos increíble: sermones burlescos, testamentos de animales, coplas de murga. Los padres se disfrazaban y salían por las calles con sus hijas también revestidas. Angelillo, el padre, se vestía de mujer; Gregoria, la madre, se vestía de hombre. Nada podían hacer aquellos alcaldes de la época ante el empuje de esta familia que continuó celebrando el carnaval. No se arredraban por nada, en las fiestas patronales, en Nochebuena y en cualquier ocasión volvían a disfrazarse y en los siguientes carnavales vuelta a lo mismo.
En ese ambiente festivo aparece este baile erótico, espécimen folclórico de difícil hallazgo. La alegría y el humor inundaban la casa de los Maestre Mateo y nadie se avergonzaba, ni los propios padres ni los hijos que los contemplaban, al ejecutar este baile subido de tono.