Título: Amor y vida |
Cuando se formó la vida que entonces la formó Dios
ya se le dio a la mujer el puesto número dos
y para hacerle más pruebas le puso la tentación
de la jugosa manzana y la serpiente pitón
y la vida fue siguiendo y las mujeres naciendo
pero nunca se les dio amplitud de pensamiento.
Si se analiza la historia y se piensa fríamente
en ella vemos a muchas mujeres inteligentes
pero no se les dejó demostrar su sabiduría
y si alguna se atrevió se le quitó hasta la vida.
La inteligencia no sabe de qué sexo puede ser,
el que la tiene la tiene pero hay que saberla ver.
Si se sabría escuchar cuando habla una mujer
ella nos demostraría cuántas cosas puede hacer.
Si se pensaría un poco que sin mujeres no hay vida,
ni cariño más profundo ni más cariño en la vida.
Las poesías que componía esta buena mujer estaban llenas de sentimientos y de su visión personal de la vida. Cuando recitaba ésta que tituló Amor y vida muchas personas le preguntaban si era feminista y ella contestaba que no lo era, que no comulgaba con sus ideas acérrimas y que le gustaban los hombres «cuanto más guapos mejor» como su añorado marido Pedro Múzquiz. Eligió compartir su vida con un hombre guapo y humilde. Le gustaba disfrazarse y lo hizo siempre tan bien que hasta su biznieta de tres años le dijo una vez que «pareces la Virgen». A sus ochenta y dos años seguía activa en el hogar del jubilado calahorrano, en el paso viviente, en gimnasia, en un coro y en la Cruz Roja local.