Título: Los meses y las estaciones |
Ya ha venido enero, el mes riguroso
que hasta a los ancianos se les cae el moco,
ya viene febrero, también San Matías
que acorta las noches y alarga los días,
ya ha venido marzo con algo calor
pa que los ancianos se salgan al sol,
ya ha venido abril con aires gallegos
por eso decimos que abril nunca es bueno,
ya ha venido mayo, también la haba verde,
engordan chiquillos, hombres y mujeres,
ya ha venido junio, se siegan cebadas,
se comen garbanzos con buenas tajadas,
ya ha venido julio, la Virgen del Carmen,
se siegan los trigos pa matar el hambre,
ya ha venido agosto y Nuestra Señora,
a pagar las rentas nos llaman ahora,
ya ha venido septiembre, también San Miguel,
se cogen los higos, las uvas también,
ya ha venido octubre, se corta la uva,
se lavan los tinos pa meter el vino,
ya ha venido noviembre y eso sí es mentira
que falta diciembre pa coger la oliva.
Contar todos los meses que hemos nombrado,
si resultan doce pues ese es el año.
Esta canción está muy contextualizada en el ciclo anual agrícola riojano, llama a costumbres labriegas y a dictados tópicos y refranes. Creemos que es propia y típica de La Rioja, al menos en nuestra tierra goza -presumimos que tiempo atrás aún más- de plena vigencia y no es fácil encontrar paralelos en otras regiones. Sin embargo, la tradición de nombrar los meses del año con sus cualidades de una manera seriada parece que arranca de muy antiguo. A finales de la Edad Media se editó en Francia un calendario para los pastores titulado Le grand Calendrier et compost des bergers (Guy Marchant, París, 1491) que incluía representaciones de las actividades agrícolas o artesanales de cada mes del año.
Este calendario fue muchas veces editado en Francia y reeditado en distintos formatos desde el siglo XV hasta la actualidad.