Título: Casada de lejas tierras III |
Una pastorcita de lejanas tierras
con la escoba barre, con la mano friega,
con la boca dice quién fuera soltera.
A la media noche el parto le llega:
–Maridito mío, si bien me quisieras,
a la madre tuya a llamarla fueras–.
–Levántate madre, luceros dormir
que la luz del día ya quiere venir
y la bella rosa ya quiere parir.
–Si la bella rosa pariera un varón
ojalá reviente hasta el corazón.
–Mi madre no viene, no aparece en casa,
consólate esposa con la Virgen Santa.
–Maridito mío, si bien me quisieras,
a la hermana tuya a llamarla fueras–.
–Levántate madre, luceros dormir
que la luz del día ya quiere venir
y la bella rosa ya quiere parir.
–Si la bella rosa pariera una infanta
ojalá reviente hasta la garganta.
–Maridito mío, si bien me quisieras,
a la madre mía a llamarla fueras–.
–Levántate suegra, luceros dormir
que la luz del día ya quiere venir
y la bella rosa ya quiere parir.
–Si la bella rosa ya quiere parir,
levantemos, yerno, que yo quiero ir,
mientras tú preparas la mula galina
yo prepararé la mejor gallina–.
En mita’el camino oyeron tocar.
–Dime, yerno mío, dime la verdad,
dime por quién tocan en este lugar.
–Por una pastora de lejanas tierras
que ha muerto de parto por no haber partera,
por mala cuñada y peor la suegra.
–No tengo más hijas y si más tuviera
no las casaría en lejanas tierras.
Bibliografía:
- María Jesús Ruiz Fernández, «Tipologías de la esposa desdichada en el romancero tradicional bajoandaluz», en Draco: Revista de literatura española, nº 2, 1990, págs. 93-123.