Título: Buenas y malas hierbas para el ganado |
El término de Calahorra -como el de otras localidades del Valle del Ebro- ofrece mucha variedad de alimentos a las ovejas. Al pasto propio de monte y terrenos baldíos han de añadirse las rastrojeras y los restos de los campos cosechados. El otoño es el tiempo de «las uvas» o «las parras» porque las ovejas pueden entrar a las viñas a comerse las hojas e, incluso, los racimos sin vendimiar.
También comen gran variedad de frutos, como el de las higueras de los caminos y el de los frutales de las fincas a las que el dueño permite la entrada para que apliquen sus restos. Los restos de pellas y berzas son también apreciados por el ganado.
El pastor ha de tener mucho cuidado no solo en qué alimento le da a sus ovejas sino también en qué cantidad y en qué condiciones. La «aguada» o rocío de la mañana es mala para el pastoreo porque «hincha» las hierbas y sienta mal al ganado; la fruta es buena pero en cantidad provoca empacho; algunas hierbas y arbustos son comestibles en verde pero no cuando están leñosas.
Son hierbas buenas la gambre -grama-, la hierbarroya, la mielga, la corrigüela, los lechocinos y el yezgo. De mala condición son las amapolas y la alfalfa.
Luis Vicente Elías y Carlos Muntión nos dan una larga lista de malas hierbas:
«El tomillo húmedo provoca en las ovejas orina con sangre, muriendo algunas ‘entomilladas’, el ulagarcino, la hiedra, la urzaga, el olivo, el endrino, la hierba de los lanchares o lugares húmedos, las amapolas (ababolas), el pirigallo, la esparceta, las lecheras, el linojo, la asquilla, la elera, el garbancillo, el torteruelo, el tejo, la magarza, el agambre, la gusarapa, el perejilacho, el coscojo, la lasnia, la hierba de fuego y los ojos de cuervo. También la seta ongarracha, que produce la basquilla».
Luis Vicente Elías Pastor y Carlos Muntión Hernáez, Los Pastores de Cameros, Comunidad Autónoma de La Rioja, Logroño, 1989, página 101.