Título: No he podido coger más que el caldo |
En Murillo de Río Leza, como en otros muchos lugares de La Rioja y de España, sobre todo tratándose de un pueblo con un término municipal muy extenso, era habitual que los labradores y segadores madrugasen para acudir andando a los campos. Las mujeres, mientras tanto, preparaban el cocido en casa y a media mañana eran ellas las que iban caminando hasta las piezas donde sus maridos estaban de labor. El cuento viene muy a propósito de este hábito: a medio camino la mujer se comió las tajadas del cocido y cuando llegó a su destino se inventó que se le había caído la tartera y solo había podido recoger el caldo.