Título: Adiós, España, dijo un soldado |
Entre las abundantes canciones que se crearon a raíz de la presencia de soldados españoles en las guerras del norte de África destaca ésta que alcanzó gran popularidad y aún puede recogerse a personas de cierta edad. En este tipo de canciones acunadas en las guerras africanas la figura de la morita no es nunca la de una mujer enemiga sino la de una mujer cariñosa y consoladora de las penas de amor de los soldados.
Adiós, España, dijo un soldado
al despedirse de la nación,
adiós, parientes, adiós, cuñados,
adiós, Emilia del corazón.
-Si por desgracia en Ceuta muero
tendrás recuerdo de un triste amor.
-Marcha, soldado, marcha tranquilo
marcha tranquilo a pelear
que soy Emilia la que te quiere
la que te adora y te aguardará-.
A los tres meses de estar en Ceuta
una gran carta él recibió
era de Emilia la que él quería
y le decía que ya casó.
¡Pobre soldado, muere de pena
muere de pena muere de amor!
Y una morita que en Ceuta estaba
estas palabras le contestó:
-No tengo padre, no tengo madre
no tengo hermanos, no tengo amor
si usted me quiere a mí, soldado,
embarcaremos juntos los dos-.
A los tres meses de estar casado
una gran carta él recibió
y era de Emilia la que él quería
y le decía que ya enviudó.
-Tú bien viudita, yo bien casado
con mi morita, contigo no
yo voy al moro, traigo a mi mora
la que mis penas me consoló-.
Ven morita, ven, cesa de llorar
que no hay el mundo quien te pueda querer más.