Título: Madre, Francisco no viene |
Cuando don Ramón Menéndez Pidal reflexionaba sobre el devenir del romancero a lo largo de los siglos y su pervivencia en la tradición oral moderna mencionó las aventuras y desventuras vitales que preocupaban a la gente sencilla:
«Hoy el romance vive una vida oscura, escondido por lo general en la memoria de gente de las últimas clases sociales… Así esta poesía que en otros tiempos conmovía el corazón de una mujer como Isabel la Católica, e inspiraba hondamente a un genio como Lope de Vega, vive hoy casi sólo entre la gente iletrada: las danzas corales de los labradores; las reuniones de las mujeres del pueblo para hilar, cardar lana u otros trabajos colectivos; los juegos infantiles; las bodas de los judíos españoles; he aquí las ocasiones principales de recitación de romances en común.
Comparada esta tradición con la que estuvo al uso entre la gente culta del siglo XVI, claro es que hemos de hallar muy grandes diferencias.
Desde luego, resalta que la tradición moderna ha perdido casi todos los romances épicos e históricos. Bien ajena a la primera inspiración militar y heroica, creó en cambio otros romances de asunto local, humlide y campesino; a la poesía caballeresca de la guerra nacional, sustituye ahora la poesía lugareña: la fuerte nevada que está a punto de matar de hambre los ganados; la corrida de toros en que queda herido un hijo maldecido por su madre; los arrieros atacados por bandidos; la moza Teresa que espera en vano a su novio…»
(Ramón Menéndez Pidal, Estudios sobre el Romancero, Obras completas de R. Menéndez Pidal, Espasa Calpe S.A., Madrid, 1973, páginas 68 y 69).
Es este último tema, el de la moza Teresa que espera a su novio –Madre, Francisco no viene-, uno de los romances que mejor se han conservado en Viniegra de Arriba, con una larga tirada de versos que contienen valiosos detalles de la vida campesina. Perfectamente acoplado a las cadencias interpretativas del rabel, en su día nos lo cantaron Florentino Lázaro –recordando a su padre que lo tocaba con el citado instrumento-, y los hermanos Goyo y Miguel Lázaro.
Gregorio (3-3-1920) y Miguel Lázaro Sánchez (5-11-1922). Recogido por Javier Asensio García el 15 de agosto de 1989.
¡Válgame la Virgen pura, la de la Peña de Francia!
El Cristo del buen poder que me conceda su gracia
para contar una historia de una niña desposada.
Ella se llama Teresa él Francisco se llamaba
éste tal era vaquero que va y viene entre semana.
Ha tardado quince días lo que nunca acostumbraba.
–Madre, Francisco no viene, madre, Francisco ya tarda.
–Calla, calla, Teresita, no seas disparatada
que es tiempo de sementera y anda la gente ocupada
de noche aguzar la reja y de mañana la arada–.
Se ha metido en su cuarto donde cosía y bordaba
se ha asomado a una ventana la que mira a la montaña
vido venir un vaquero con una yegua lozana.
–¿Qué noticias traes, vaquero? –No son buenas que son malas
que tu querido Francisco que tu querido del alma
el día del herradero el buey le dio una cornada
y si lo quieres ver vivo ven conmigo a las voladas
y si lo quieres ver muerto aguárdate a la mañana–.
–Tome, madre, estas llaves y abra usted esta carta
sáqueme usted la chinela la de las cintas moradas
que con gusto fueron hechas y con tristeza estrenadas.
Sáqueme usted el caballo donde mi amante montaba
sáqueme usted la mantilla la de luto y no de gala–.
Al entrar en el lugar las campanas revolteaban
el cura de aquel lugar ha salido a consolarla.
–Calla, calla, Teresita, que te deja bien mirada
una piarita de ovejas otra piarita de cabras
el buey de la vaca roja y el caballo que él montaba
y cien fanegas de trigo y otras tantas de cebada–.
Variante del penúltimo hemistiquio: el buey de la vaca roja el que le dio la cornada.
Puede escucharse en la cinta casete Música y cultura oral de Viniegra de Arriba (La Rioja). Ed. Saga, S.A. VPC-10.296. Madrid. 1994. Cara A, corte 5.
También ha sido publicado en el libro de Javier Asensio García Romancero general de La Rioja, Piedra de Rayo, Logroño, 2009. El tema está incluido en el CD nº 2 que acompaña al libro.
Glosario:
La Peña de Francia: Se trata de la salmantina Sierra de Francia en donde hay un santuario mariano muy nombrado, cercano a la cañada de la Ruta de la Plata, una muestra más de la vinculación entre la sierra riojana con otras zonas más suroccidentales de tradición pastoril.
Herradero: Día en que se ponía a la res una marca de hierro a fuego.
A las voladas: Locución adverbial equivalente a «Al vuelo», rápidamente. Un tanto arcaico.
Chinela: Zapatillas sin talón.