Título: La vaca de Hornillos que bajaba al Ebro |
Durante la Edad Media, conforme las fronteras de los reinos cristianos iban asentándose, un incipiente proceso de repoblación que partía de los pueblos serranos permitió aprovechar para la pastoría los nuevos terrenos afianzados.
Con el paso del tiempo, la explotación de los pastizales comunales se rigieron por Concordias entre municipios que regulaban su uso. Era frecuente entre pueblos un pacto escrito según el cual los ganados de cada lugar podían pastar en los comunales siempre que el ganado estuviera en ellos «de sol a sol», es decir, que no pudieran pasar la noche en término ajeno a su pueblo.
El derecho de bajada de los ganados de los pueblos del Alto Leza y Jubera hasta la misma ribera del Ebro debió establecerse ya en el siglo XII o incluso antes. La costumbre queda todavía en la memoria oral de las pocas gentes que aún habitan en estas serranías, unas veces como recuerdo cierto: «Hay una pasada que baja desde Hornillos hasta Arrúbal», siendo esta «pasada» un camino ganadero.
Otras veces el recuerdo tiene su parangón en varias leyendas que rondan la misma idea:
Una vaca dejaba a su ternero y bajaba todos los días a beber agua del Ebro. Esta vaca podía ser de Hornillos –esto cuentan los de Santa Marina– como de Santa Marina –según cuentan los de San Martín de Jubera y Bucesta–.
Localidad: San Martín de Jubera, Bucesta |
Una vaca abandonaba su manada y subía todas las noches desde Arrúbal, Lodosa o Sartaguda –según las versiones– para amamantar a un santo que se había refugiado en la soledad de los montes de Hornillos. Se trata de la conocida leyenda de San Félix, que tuvo convento en la jurisdicción de este pueblo camerano y cuyas ruinas, confundidas con una cueva, todavía pueden observarse.
«Yo lo único que tengo oído es que le llaman San Felices, que estaba el Santo allí y dicen que había una vaca que bajaba y subía a Arrúbal, que subía la vaca a amamantar y después se volvía a bajar, eso tengo oído».
Una punta de chivos bajó desde Santa Marina hasta Arrúbal y regresó el mismo día. Desde entonces los vecinos del pueblo serrano tienen derecho a disfrutar de los pastos de Arrúbal y del agua del Ebro, tal como nos contó el tío Casto:
Localidad: Santa Marina |
«Una leyenda que la he oído mil veces. Sacaron una punta de chivos de aquí y la bajaron al Ebro y la volvieron a subir. De sol a sol. Yo no he llegado a ver esa leyenda… tenemos pastos hasta Arrúbal, hasta el Ebro. Y por eso fue por lo que bajaron la punta de chivos hasta allá. Y desde aquellas fechas existe ese poder, que podemos bajar hasta allá pasteando con el ganado y nadie te puede denunciar ni nada. Pero no bajan porque hay pastos de allí para arriba y no hay necesidad de molestarse y bajar hasta el Ebro, pero si hubiese falta ya lo creo que se bajaría. Ya hará una docena de años o así, hubo un ganadero de El Collado, que todavía tenía vecinos, cogió sus vacas, que tenía 20 o 25 vacas y se bajó a Arrúbal con ellas. Y pasó el invierno allá, y nadie le dice nada, porque es así, que viene así en la historia, y no hay más».
Más datos sobre la vaca que subía hasta Hornillos a amamantar a San Félix del Monte: