Título: Bernal francés II |
–¡Válgame la Magdalena y el señor San Agustín!
¿quién es este caballero que la puerta manda abrir?
–Don Francisco soy, señora, que os vengo a servir,
el día para la noche la noche para dormir.
Baja, baja, muchachita, baja, baja, baja a abrir
baje, baje usted, señora, que le importa más que a mí–.
Se levantó de la cama con su lindo falderín
cogió el candil de plata y a la puerta bajó a abrir
al tiempo de abrir la puerta pegó un soplido al candil.
–¡Ay! ¿Qué es esto, don Francisco? ¡Ay! ¿Qué es esto, amor de mí?
–Allá arriba he hecho un crimen la justicia detrás de mí
y si hay luz en esta casa dirán que he entrado aquí.
–Suba, suba, don Francisco suba, suba detrás de mí
que en una cama de flores dormirás al lao de mí.
–Y luego tu marido que venga y nos pille aquí.
–Mi marido ya no viene que está muy lejos de aquí
ayer tarde tuve carta que estaba en Valladolid
los moros le tienen preso y no le dejan salir.
–Si yo supiera eso te habría de vestir
un vestido colorado forrado de carmesí
gargantillas coloradas te habría de regalar yo a ti.
Dile a tu padre y a tu madre que arrastren luto por ti–.
VAR: Línea 1. –¡Válgame la Macarena y el señor San Agustín!
VAR: Línea 4. la mesa para comer la cama para dormir. Informa: Felisa Gómez Olave, también de Bañares (unos 70 años). Recogido por Javier Asensio García el 12 de mayo de 2008.
VAR: Línea 4. la mesa para comer la cama para dormir. Informa: Felisa Gómez Olave, también de Bañares (unos 70 años). Recogido por Javier Asensio García el 12 de mayo de 2008.
Magnífica versión la de este viejo romance con cierto trasunto histórico –véase http://www.riojarchivo.com/bernal-frances-una-version-riojana-y-un-paralelo-sefardi –. En esta ocasión la tensión dramática alcanza gran nivel. Al inquietante comienzo in media res, que hace plantearse al oyente quién es el misterioso personaje que llama a la puerta, se va uniendo una inquietud progresiva, ¿es realmente el amante la persona que se ha acostado con la mujer adúltera? Cuando ella le confiesa que no tema por la vuelta de su marido, el hombre que yace a su lado le dice que va a regalarle varias prendas, todas, simbólicamente, del mismo color que la sangre. El último verso, pese a que el marido sigue sin darse a conocer, lo deja todo claro: “Dile a tu padre y a tu madre que arrastren luto por ti.”
Publicado en el libro de Javier Asensio García, Romancero general de La Rioja, Piedra de Rayo, Logroño, 2008.