Título: El Árbol III |
La parte profana de las danzas de Nieva de Cameros se realiza en la plaza. Con las imágenes sagradas dejadas en la iglesia, los danzadores muestran nuevas habilidades. La primera es la danza del árbol, una antigua danza extendidísima por toda Europa y América. Consiste en trenzar y destrenzar las cintas de colores de un árbol al ritmo que marcan los músicos, que se va acelerando frenéticamente.
A la tonadilla se le ha acoplado una letra que parece reciente:
A fulano le gusta el vino
a fulano le gusta el pan
a fulano le gusta todo
menos ir a trabajar.
Siendo fulano el nombre de algún solterón, borrachín o personaje popular del pueblo.
Para los amantes del simbolismo naturalista traemos aquí una cita sobre una danza similar del este de Europa:
«En la Ucrania, la semana de Reyes, llamada la semana verde, levántase en una gran plaza un mástil de roble, con una rueda atada a la cima; entretéjense alrededor de la rueda yerbas, flores y cintas; alrededor del mástil se plantan ramas de abedul y celébranse juegos, diviértense y se canta lo que sigue:
–Roble seco, destuércete
el hielo te cubrirá.
–No temo el hielo
la primavera llegará
y me destorcerá.»
(Carlos Mendoza, La leyenda de las plantas. Mitos, tradiciones, creencias y teorías relativos a los vegetales, Ed. Altafulla, Barcelona, 1997, facsímil del original del siglo XIX, página 210).