Los viajeros y cronistas que hace un siglo describían la sociedad riojana decían de los mozos de nuestra tierra:

«Las ansiedades del riojano se ven colmadas con poca cosa, le es suficiente el traguito de aguardiente por la mañana, el cocido al medio día, el chil a la tarde y una cena frugal por la noche. Con esto le basta y si además hay uno que guitarree -raro es el que no sabe hacerlo- su felicidad llega al colmo».

(Manuel Feliú, «Alma riojana» en la revista Alma española. Madrid, 31 de enero de 1904. Año II, número 13. Páginas 10-11).

Esto lo recuerdan perfectamente nuestros mayores. En todos los pueblos de La Rioja, sin excepción, los mozos salían con sus guitarras y otros instrumentos a rondar a sus mozas. Hoy, como normalmente se dice, «ya no cantan ni los pájaros» y encontrar a un hombre que sepa tocar la guitarra recordando las rondas antiguas de su pueblo se ha convertido en tarea prácticamente imposible. Menos mal que encontramos a un informante tan excepcional como Honorio de Canales que, pese a los titubeos de su voz pasados los 70 años, lo repentino de la entrevista y la baja calidad de la grabación, nos dejó esta magnífica muestra de las rondas serranas.

 
Teodoro, hermano de Honorio, nos ofreció unos años antes otras coplas de la ronda canaliega, también interpretadas con la guitarra. Aunque el sonido es de poca calidad, lo cierto es que el detalle del punteo y el rasgueo de la guitarra de Teodoro son dignos de encomio.
 

 
En el año 2013 recogimos unas cuantas coplas de las jotas de ronda canalienses cantadas en su mayoría por mujeres. Hay en ellas muchas referencias locales como los barrios de San Andrés, el Caborrío, la entrada de la villa, etcétera.

Con la licencia de Dios
y la del señor alcalde
vamos a echar una ronda
sin comprometer a naide.

A tu puerta llamo puerta
y a tu ventana ventana,
a tu madre, jardinera,
y a ti, rosita temprana.

Quién tuviera una cadena
tan larga como esta calle
para sacar a una niña
del dominio de sus padres.

En la entrada de Canales
lo primero que se ve,
son las ventanas abiertas
y las camas sin hacer.

Los mocitos de Canales
cuando van a San Andrés
se dicen unos a otros
qué bien se está sin mujer (cuando tendremos mujer).

Quién tuviera una cadena
tan larga como esta calle
para sacar a esta niña
del dominio de sus padres.

Qué cuesta tan penosita
que al subirla me reviento
pero tengo una morena
que me ayuda con su aliento.

En los caños de la fuente
tengo me caballo atado
a ver si hay algún mocito
que se atreve a desatarlo.

Las mocitas de Canales
cuando van al Caborrío
se dicen unas a otras
qué bien se está sin marido (cuando tendremos marido).

Con el aire que llevas
cuando vas a lavar
el jabón de la ropa
te has dejado llevar (seguidilla).

Caminito de la iglesia,
cuántas ligas habrás visto,
cuántos pecados mortales
habrás cometido a Cristo.

Las esquinas de esta casa
relumbran como cristales
y los que habitan en ella
son hijos de buenos padres.

Al llegar a La Espinilla
átate las alpargatas,
que tengo unas vecinitas
que a todas les saca faltas.

El señor cura no baila
por miedo de la corona,
señor cura, baile usted,
que Dios todo lo perdona.

Toca las castañuelas,
primo Fernando,
que los tuercebotas
ya están bailando,
ya están bailando, niña,
ya están bailando,
toca las castañuelas,
primo Fernando (seguidilla).

Que es aquello que reluce
en aquel balcón de palo,
el Petrusco y la Petrusca
y su hermano Victoriano.

Con el aire que llevas
cuando vas a lavar
el jabón de la ropa
te has dejado llevar (seguidilla).

Ojalá te caiga un rayo
y entre por la chimenea
y te rompa los cacharros
que están en la fregadera.

Allá va la despedida
y no la quisiera echar,
se marchan mis compañeros,
no me quieren aguardar.