Título: El molinero que tenía un gato pescador |
La figura del molinero en la tradición oral es objeto de muchos cuentos de picardía porque a la hora de cobrar en especie -se quedaban con parte del trigo que molían- siempre intentaban aprovechar la ocasión y sisar un poco más de trigo.
Alberto, de Vellosillo, nos cuenta un cuento oído a sus antepasados. El molinero se ayudó de un gato para engañar al cliente: mientras la mujer del molinero metía bien el cazo en el cesto del trigo o de la harina para cobrarse una maquila excesiva, el molinero entretenía al labrador diciéndole que tenía un gato que pescaba.
Fortunato, de Diustes, conoció a un molinero de Camporredondo que probablemente no fuera tan sisador como el del cuento anterior pero al que le cayó, una vez más, la fama de manilargo que acompañaba a quienes tenían ese oficio.