Había dos carneros peleándose. Llegó el lobo y les dijo que se iba a comer a uno. Se ve que con los dos a la vez no se atrevía. Y les decía:

–A mí me da igual uno que otro, pero uno de los dos me tengo que comer.

Y dicen los carneros:

–Bueno, pues vamos a echar una carrera. Nos apartamos cuarenta metros, uno por un lado, otro por otro y tú en el medio. Y el primero que llegue donde ti, a aquel te lo comes.

El lobo quedó de acuerdo. Se puso en medio y los carneros, fíjate tú la carrera que toman para pegarse, arrancaron y fueron a chocarse en el mismo sitio donde estaba el lobo, así que con el choque de las dos testuces destriparon al lobo, lo mataron y se salvaron los dos. Antes en el pueblo cuando había carneros, en la época del celo peleaban. Cogían, igual cincuenta metros de distancia, iban a galope y saltaban de dos o tres metros de distancia y con una precisión milimétrica se daban un golpe con los cuernos. No he visto trompazo más fuerte que el de esos animales, ¡cómo no les estallará la cabeza!

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• Javier Asensio García, Los 99 mejores cuentos de la tradición riojana, Piedra de Rayo, Logroño, 2012.