Título: Jesucristo y el incrédulo II |
San José iba de caza por los montes que solía
los galgos se le cansaban la caza no aparecía.
Se encontró un hombre malo, malo de mala encolía.
Le dijo si había Dios, le dijo que Dios no había.
–¡Hombre, está usted equivocado, hay Dios y Santa María!–.
Domingo por la mañana la muerte a su casa iba.
–Detente, muerte rabiosa, detente siquiera un día.
–No me puedo detener que Dios del cielo me envía–.
Ya salen los cuatro diablos a darle la bienvenida.
–Siéntese usted, señor, siéntese en esta silla
para comer le daremos una culebra cocida
un plato de solimán y una taza de estricnina
y si a usted le parece poco la cama está prevenida
con agujas y cuchillos todas las puntas p’arriba–.
Publicado en:
- Javier Asensio García, Romancero general de La Rioja, Piedra de Rayo, Logroño, 2008.