El primero,      España sin dinero.
El segundo,      andará revuelto el mundo.
El tercero,      no hay palabra honrada entre el caballero.
El cuarto,      el soldao desnudo y sin un cuarto.
El quinto,      se acabó la fe de Cristo.
El seis,      España sin rey.
El siete,      la contribución aprete.
El ocho,      tanto apretó que se rompió el corcho.
El nueve,      todos hablan pero nadie se mueve.
Estos diez mandamientos      se encierran en dos
que si Franco, que si Azaña
se llevaron la plata de España      y a España nos fastidió.

Los mandamientos de la ley de Dios y los de la santa madre iglesia, tan presentes a lo largo de la historia en la educación cristiana, han sido objeto de contrahechuras de temas profanos. Ahí están los conocidos Mandamientos del amor que tanto se prodigaron en las rondas de los mozos; también los Mandamientos del rico, del pobre, del pastor o del zapatero.

Tras la guerra civil, pese a que no eran buenos tiempos para la creatividad popular, surgieron estos Mandamientos de Franco que eran una crítica soterrada de la situación social y política.
 
Bibliografía:

• Javier Asensio García, Romancero general de La Rioja, Piedra de Rayo, Logroño, 2008.