Título: Albaniña V |
Estaba la dama dama sentadita en su balcón
bien lavada, bien peinada, con un poco de rigor.
Pasó por allá un caballero, hijo de un emperador
le llamó medialuna, le contestó medio sol.
–Quisiera dormir contigo siquiera una noche o dos–.
Le contestó la mochilota: –Aunque sean ventidós
mi marido está de caza en las islas de León
y para que no volviera le echaré esta maldición:
los ciervos le saquen los ojos, las águilas el corazón
y los perros que llevaba le saquen de procesión–.
Estando en estas canciones un caballero llamó.
–Baja a abrirme, media luna. –Bajo a abrirte, medio sol.
–Que te traigo una coneja de las islas de León–.
Al bajar las escaleras el color se le cambió,
al abrir la media puerta desmayada se cayó.
–O te han salido calenturas o me has jurado a traición.
–Ni me han salido calenturas ni te he jurado a traición
se me han perdido las llaves de tu lindo tocador.
–Si las llaves eran del plata de oro las traigo yo,
que el herrero está en la fragua y el dinero en el valor–.
Estando en estas canciones un caballero tosió.
–¿Quién es ese caballero que en mi cama oigo yo?
–Es mi hermano, el más pequeño, que enfermo se me acostó.
Perdóname, esposo mío, que te he jurado a traición–.
La cogió de una mano y a sus padres la entregó.
–Aquí tienen a su hija, que me ha jurado a traición.
–Llévatela a tu casa, que tienes la obligación–.
Delante su padre y madre tres puñaladas la dio,
la dama murió a la una y el caballero a las dos,
eso les pasa a las damas que quieren dormir con dos.
Los romances recitados pierden cierto interés artístico, sin embargo, en esta versión de Albaniña el lenguaje tradicional alcanza gran altura poética.
Bibliografía:
- Javier Asensio García, Romancero general de La Rioja, Piedra de Rayo, Logroño, 2008.
- María Jesús Ruiz Fernández y Virtudes Atero, “Alba, Catalina, Elena y otras adúlteras del romancero” en Los trigos ya van en flores. Studia in honorem Michelle Débax, edición de J. Alsina & V. Ozanam, CNRS – Université de Toulouse – Le Mirail, 2001, pp. 41-62.