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Título: Los toreros de La Avellaneda
Clasificación: Cancionero
Localidad: Avellaneda de Cameros
Informantes: Piedad Fernández García (1-8-1927)
Recopilador: Javier Asensio García
Lugar y fecha de recogida: Logroño, 15 de junio de 2001

 

El pueblo de Avellaneda,
señores, ha contratado
una cuadrilla toreros
para las fiestas de este año.
Los toreros que han de ser,
Eusebio bien lo sabe,
llamaremos a Demetrio
para que guarde las llaves.
Antonio toreará,
Felipe, las banderillas,
después viene Celestino
para matar las novillas,
solo nos falta un torero
que luego lo encontraremos,
llamaremos al buen Tano
que es un famoso torero.
El Ramón y Valentín
se dedican al capeo
y verán con sus pericias
cómo se divierte el pueblo.
A esta cuadrilla toreros
les vamos a regalar
un pañuelito de seda
por salir a torear,
a esta cuadrilla chavales
daremos la enhorabuena
y los vamos a invitar
al café y a la verbena.
La Piedad y la Milagros
serán las damas de honor,
presidirán la tribuna
que harán relumbrar el sol
y serán las encargadas
de conceder el trofeo
y valorar la faena
más completa del torero,
Tano será el encargado
que impondrá la seriedad
y no perderá de vista
a Milagros ni Piedad,
la Eme grande y la pequeña (Emeterias)
que tienen gran devoción
pondrán flores a Santiago,
nuestro excelente patrón.
Para terminar la fiesta
nos iremos a bailar
los pasodobles de Eusebio
con su flauta tocará,
la Valentina y la Bienve,
con su humor original,
servirán de animadoras
sin cansarse de bailar.
Después vendrá la enramada
que a las mozas se pondrá,
Patricio, que es un buen mozo,
a ninguna ha de olvidar.
La colecta de los ramos
solo se destinará
para pagar muchos gastos
que la fiesta costará.
Al final, de madrugada,
la fiesta terminará
bebiendo zurracapote
y sin callar de cantar.
A nuestro patrón Santiago
también debemos cantar
y pedir que esta alegría
nos conceda un año más.

Avellaneda, 25 de julio de 1945.

En el año 1945, en la escasez de posguerra, mozos y mozas del humilde pueblo de Avellaneda de Cameros quisieron celebrar unas fiestas de postín. Aquel año no faltó una corrida de toros en la plaza del pueblo con todo su ornato. Los protagonistas fueron los propios vecinos. Una mujer tuvo la ocurrencia de inmortalizar con esta canción lo bien que lo pasaron en las fiestas de su patrón Santiago.

En lugar de banda de música, Eusebio tocó su flauta pastoril. Como siempre hubo baile; en la madrugada los mozos enramaron las puertas y ventanas de las mozas y al día siguiente fueron a cobrar el ramo; no faltó el cantar, el bailar ni el zurracapote.

La plaza de Avellaneda de Cameros es hoy día un lugar en ruinas