Título: La sota tuna III |
As guirigás,
que lo manda don Tomás,
que le demos uno más.
Dos es dos.
Tres es tres.
Cuatro el arrañagatos.
Cinco un pizco.
Seis es seis.
Siete, machete.
Ocho, un bizcocho.
Sota la picota,
Marcelino fue a por vino,
rompió el jarro en el camino,
pobre jarro, pobre vino,
pobre culo de Marcelino.
Caballo, caballero
sin capa y sombrero,
¿cuántas estrellas
hay en el cielo?,
veintiuna y el lucero.
Rey, reano,
que vas por las montañas
tirando tiros
con una caña.
El juego de naipes provoca la creación poética, una retahíla que servía de recordatorio del castigo que sufriría el jugador en el caso de que al echar la carta sobre la mesa coincidiera con el número (desde el as hasta el rey) que había pronunciado.
Bibliografía:
- Carlos González Sanz, “La sota tuna. Los naipes como procedimiento de creación literaria y representación del caos” en Temas de Antropología aragonesa, número 9, Zaragoza, 1999, páginas 15-38.