Título: Landarico |
Estaba la reina un día en su palacio aislado
dando gracias al señor lo hermosa que la ha creado.
Pasó por allí Andarique con la varita le ha dado.
–Estate quiero, Andarique, mi eterno enamorado
dos hijas tengo del rey y dos tuyas que son cuatro
las del rey visten de seda las tuyas seda y bordados
las del rey montan en burro y las tuyas a caballo
las del rey comen en mesa y las tuyas a mi lado–.
–¿A dónde vas, Andarique, a altas hora de palacio?
–Voy a un recado, mi rey, que la reina me ha mandado–.
Al desenvainar la espada la cabeza le ha cortado.
Un día estando comiendo la reina un suspiro ha dado.
–¿Por qué suspira, mi reina, teniendo al rey a su lado?
–Suspiro por Andarique que era un paje bien mandado–.
Estamos ante una de las rara avis del romancero tradicional hispano ya que son poquísimas las versiones que de este romance se han recogido en España y Portugal. Entre los sefardíes de Oriente y de Marruecos debió estar más difundido. El texto más antiguo del que disponemos es un pliego suelto del siglo XVI publicado en Praga: «Aqui comiençan cinco romances con vna glosa» cuyos primeros versos dicen:
Para yr el rey a caça de mañana ha madrugado.
Bibliografía:
- Antonio Rodriguez-Moñino, La Silva de Romances de Barcelona, 1561, Universidad de Salamanca, 1969
- Javier Asensio García, Romancero general de La Rioja, Piedra de Rayo, Logroño, 2008.