Riojarchivo

 

Título: La boda estorbada XIII
Clasificación: Romancero
Localidad: Mansilla de la Sierra
Informante: Asunción Gutiérrez Olave (23-1-1927)
Recopiladores: Javier Asensio García y Luis González Jiménez
Lugar y fecha de recogida: Logroño, 19 de abril de 1998
Catalogación: IGRH 0110
OTIT: La condesita; El conde ausente

 

Ya se declaran las guerras     por la tierra y por el mar
y al conde Sol lo nombraron     por capitán general.
La condesa como niña     no hacía más que llorar.
-¿Cuántos días, cuántos meses     piensas estar por allá?
-Deja los meses, condesa     por años puedes contar
si a los cinco años no vuelvo     viudita te pues llamar-.
Un día estando comiendo     su padre le empieza a hablar:
príncipes, condes, te piden     hija te debes casar.
-No lo quiera Dios del cielo     que yo me vuelva a casar
deme licencia, buen padre,     para írmelo yo a buscar.
-Mi licencia tienes dada     mi bendición además
coge el bordón en la mano     y vete a peregrinar-.
Quitóse medias de seda     púsose otras de lana
quitóse un verde traje     que valía una medalla.
Cansada va la romera     cansada de tanto andar
llega al monte y ve un valle     y un castillo vio asomar
y más allá un vaquerito     que las vacas va a guardar.
-Vaquerito, vaquerito     por la santa trinidad
¿de quién es aquel castillo     que yo veo asomar?
-Del conde Sol, que es mi amo     sus vacas voy a guardar.
-Si el conde Sol es tu amo     ¿cómo vino por acá?
-De la guerra vino rico     mañana se va a casar.
-Vaquerito, vaquerito     por la santa trinidad
¿cuál es el camino más corto     para yo poder llegar?-.
Ya ha llegado la romera     ya a su puerta fue a llamar:
-Buenos días tengas, conde,     creo me conocerás-.
El conde Sol, desmayado     se ha caído hacia atrás.
Ni con agua ni con vino     el conde Sol vuelve ya
sino con palabras dulces     que la romera le da.
Ha bajao la otra condesa     le ha empezado a insultar
levantándose el conde     de esta manera empieza a hablar:
-No le insultéis ninguno     que es mi mujer natural
con ella vuelvo a mi tierra     adiós, señores, quedad
que los amores primeros     no se pueden olvidar
y los amores segundos     viuditos suelen quedar.
Quédese con Dios la novia     vestidita y sin casar
que los amores primeros     no se pueden olvidar
y los amores segundos     viuditos suelen quedar.

Es posible que esta versión haya venido del sur, quizás de Madrid, tal como sugiere la informante al final del romance, sin embargo la tonadilla es reconocible en otros romances y canciones de la comarca por lo que dejamos abiertas las dos posibilidades e, incluso, una tercera, que el texto provenga del sur y se halla adaptado a una melodía conocida en la sierra riojana.

Bibliografía:

  • Javier Asensio García, Romancero de la sierra riojana, edición del autor, Logroño, 1999.
Asunción Gutiérrez tenía un gusto exquisito para el canto de los romances y canciones de su Mansilla natal.