–Madre, en la puerta hay un Niño      más hermoso que el sol bello,
yo digo que tendrá frío      pues el pobre viene en cueros.
–Hija, dile que entre      se calentará
porque en este pueblo      ya no hay caridad,
si alguno la tiene      no la quiere dar–.
Entra el Niño y se calienta      y después de calentado
le pregunta la patrona      de qué patria, qué reinado.
–Mi madre es del cielo      yo vine a la tierra
a pasar el tiempo      hasta que me muera.
–Hacerle la cama al Niño      en la alcoba y con primor.
–Eso no, señora,      no ha de ser así,
mi cama es el suelo      desde que nací
y hasta que me muera      ha de ser así–.
Respóndele el Niño      mirándole atento:
–Ya verá usté, madre,      qué cama me han puesto–.
Ya busca la madre al Niño      por veredas y por plazas
y a todo el que se encontraba      le decía estas palabras:
–¿Habéis visto al Niño      al sol de los soles,
al que nos alumbra      con sus resplandores?–.
Ya encuentra la madre al hijo      y le dice: –Hijo mío,
¿cómo has pasao la noche      que no te has helao de frío?
–A una casa fui a pedir      y me echaron los alanos,
los alanos, tan humildes,      que a mis pies se arrodillaron.
Y yo les prometo      aunque soy muchacho
darles el castigo      según me lo han dado–.

Bibliografía:

• Javier Asensio García, Romancero general de La Rioja, Piedra de Rayo, Logroño, 2008.
• Javier Asensio García y Helena Ortiz Viana, La navidad riojana, Piedra de Rayo, Logroño, 2005.