Título: El tronco de Navidad |
Las antiguas cocinas bajas u hogares eran el centro de la casa, el lugar donde hacía calor en el invierno y donde la familia se reunía alrededor del fuego. La noche de Nochebuena, la noche en que el día empieza de nuevo a crecer, la noche en que nació el niño Jesús, no podía ocurrir nada malo en el hogar. Al contrario, la Virgen bajaba por la chimenea para calentar los pañales del Niño, por lo que había que dejar un rimadero ardiendo.
Esta viejísima tradición que es conocida no solo en La Rioja sino en muchos lugares de España y Europa da pie a Juanita para recordarnos cómo los troncos gordos de los árboles, los tueros, convenía guardarlos hasta mayo o junio porque un frío tardío de esos meses –en los que el día es muy largo– era peor que un día de invierno normal:
El mejor tuero
pa mayo lo quiero,
la vieja que lo guardó
algunos fríos antes pasó.
Bibliografía:
- Angelo de Gubernatis, Mitología de las plantas. Leyendas del reino vegetal. Botánica general, Ed. Olañeta, Palma de Mallorca, 2002.
- Javier Asensio García y Helena Ortiz Viana, La navidad riojana, Piedra de Rayo, Logroño, 2005.