Título: Los niños roban morcillas |
Ahí va, morena,
que sube la vela y te quema.
La astucia de los niños para robar morcillas y otros productos de la matanza en tiempos de escasez no escatimaba medios. Cogían un palo largo, en el extremo colocaban una vela y metían el palo por la gatera de la habitación donde se guardaban los chorizos y morcillas. La vela ejercía una doble función, la primera la de iluminar el camino hacia las morcillas; la segunda, una vez alcanzado el objetivo, la llama de la vela quemaba la cuerda de las morcillas y éstas caían al suelo.
Por la misma gatera, los niños habían metido un gato atado a una cuerda, el gato hambriento, al ver la morcilla en el suelo, iba a por ella y la agarraba. Entonces los niños tiraban de la cuerda y atraían al gato con la morcilla hacia sí hasta sacarlos de la gatera. Más de un gato bufaría al verse arrastrado con un botín que consideraba suyo.
Una graciosa fórmula infantil acompañaba el ascenso de la vela hacia el lugar donde colgaban las morcillas: «Ahí va, morena -como avisando a la morcilla- que sube la vela y te quema».